La esperanza y la capacidad de algunas personas (la Fundación Arrels que le hizo sentirse capaz de salir de la calle) dan un final feliz a este cómic. Historia tan auténtica que ojalá no se hubiera tenido que contar porque no se diera tanto. Y que nos hace pensar en cómo pasamos de lado por las personas marginadas que hay en la calle, casi siempre invisibles.
Cómics diferentes pero con muchas coincidencias con la Historia de una desaparición, del también dibujante Hideo Azuma, o Sopa Fría, de Charles Masson. Cómics que nos sensibilizan y nos hacen pensar y comprender, nos ayudan a adoptar puntos de vista más solidarios.
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