Uno de los temas fundamentales de la literatura y el cómic es la propia vida, en general las historias personales. En la vida de los otros que nos cuenta la literatura nos vemos reflejados, aprendemos, vivimos otras vidas… Por eso me encanta, en la narrativa en general y en la novela gráfica en particular, leer historias de la gente corriente, sean o no autobiográficas. Historias de iniciación a la vida adulta o al amor, como Blankets, la obra maestra autobiográfica de Craig Thompson, o las de la madurez, como Barrio Lejano o El almanaque de mi padre, con algunos elementos autobiográficos. O simplemente el relato de un viaje, una crisis, una aventura, una vida: Maus, Persépolis… y tantos otros magníficos ejemplos de cómics biográficos nos emocionan por su autenticidad. Esa es la palabra clave, autenticidad.
Leer cómics autobiográficos no lo considero un ejercicio de voyeurismo en absoluto. Por eso no entendí el título que dio Álvaro Pons a su artículo en Babelia sobre lo autobiográfico en el cómic: “Viñetas Indiscretas”, donde relacionaba el gusto por el cómic autobiográfico con el voyeurismo. El voyeur mira a escondidas lo que alguien no quiere mostrar; en cambio, en la literatura escribir de uno mismo es una manera más de autoconocimiento y comunicación, en cierto modo destinado a ser leído y comprendido por los demás.
Por otra parte, una cosa que no me gusta es que los autores de cómic han abusado del recurso a hablar de sí mismos para rellenar páginas contando sus penurias, la dificultad de cumplir los plazos de entrega de originales, la falta de inspiración, las crisis personales… Temas que han estado presentes continuamente en las historias de los dibujantes. Creo que con ello han devaluado un poco el género biográfico en el cómic, pues lo que fue original (Vázquez), deja de serlo cuando se repite y se hace trivial.
Esta reflexión me ha surgido al leer el título -que me ha encantado- de la mesa redonda sobre este tema en la próxima Semana Negra de Gijón: “Egoístas, exhibicionistas y egocéntricos. La autobiografía en el cómic”. Intervendrán, en dos turnos, los días 17 y 18 de julio, Fabrice Neaud, Spain Rodriguez, Phoebe Gloeckner, Gipi, Luis García, Angel de la Calle. Carlos Giménez, Miguel Gallardo, Nacho Casanova, Rachel Deville, Ramón Boldú; Joan Mundet.
Autores que son muestra de autenticidad en sus cómics biográficos: Paracuellos, Modotti, María y yo, Bohemio pero abstemio, Memorias de un hombre de segunda mano…, y que precisamente no responden al título de la mesa redonda. Moderarán Norman Fernández y Pepe Gálvez.
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La metamorfosis de Kafka , ilustrada por Peter Kuper, en una estupenda versión en cómic de esta obra maestra de la Literatura universal....
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Cuando el trabajo mata , del dibujante Grégory Mardon , con guion de Hubert Prolongeau y Arnaud Delalande, es un cómic de investigació...
5 comentarios:
Pienso que lo autobiográfico en el cómic, o en la literatura o en el cine, jamás puede ser superfluo, ni egoista ni egocéntrico; lo autobiográfico es lo contrario de todo eso ya que implica un acto de desnudez del alma, un acto de generosidad para mostrar lo mejor y lo peor del creador.
Superflua puede ser la forma de contar o incluso de leer. Otra cosa es que no nos interese para nada lo que el autor nos dice. Suele suceder que cuando conectamos con algo lo vemos como auténtico...cuidadín con eso.
A mí no me parece acertado el título de la mesa redonda; creo que la esencia de la autobiografía es la autenticidad, aunque nos haga bostezar.
Juan, gracias por el comentario. Tienes razón en la autobiografía como generosidad (en la mayor parte de los casos). Quizás la Mesa busca en el título cierta llamada de atención o provocación, y en ese sentido me gustaba, porque he visto en cómics a veces un excesivo protagonismo del propio autor contando sus pequeñas circunstancias. Eso no quita para que a veces una pequeñez se pueda convertir en un haiku, en algo revelador, en un "efecto mariposa"...
Una cosa que me ha llamado la atención, sobre el título de la Mesa, es que los autores que participan creo no tienen nada que ver con esos calificativos... Quizas es un guiño o una autocrítica
"El voyeur mira a escondidas lo que alguien no quiere mostrar; "... No, el voyeur mira a escondidas la vida de otro. Y nosotros, cuando un autor se descarna y muestra su vida, actuamos en cierta medida como tales. Si te fijas yo no equiparaba al lector de cómic autobiográficos al voyeur estrictamente, sino que buscaba una razón por la que pueda gustar tanto este tipo de género.
Es una teoría, sin más y, posiblemente, pueda estar equivicado... :)
Muchas gracias por tu respuesta. Cualquiera que sea la razón, creo que es verdad que nos gusta mucho ver (o leer) la vida de los otros. Quizás porque muchas veces nos vemos reflejados, nos identificamos, o vemos en los otros nuestros miedos, las soluciones que no hemos seguido, lo que no nos hemos atrevido a hacer...
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