Leo con tristeza en La cárcel de papel la nota "Tintín ya no vive en Moulinsart" que recoge una carta de Antonio Altarriba y Paco Camarasa sobre el libro que publicaron en Ediciones de Ponent
donde el primero recreaba la supuesta evolución del personaje en estos términos: "Haddock ha caído en el alcoholismo, el profesor Tornasol ha ingresado en una sanatorio psiquiátrico y –lo peor- Milú ha muerto. En un intento de superar la depresión, Tintín recupera su profesión de reportero. Pero los tiempos han cambiado y sólo encuentra trabajo en la prensa sensacionalista del corazón. A partir de ahí lo embarco en una aventura muy 'tintinesca' en la que, escéptico y adulto, acaba iniciándose en el sexo". Pues bien este homenaje ha sido considerado por los actuales herederos de los derechos una alteración de la "esencia del personaje", obligando a no volver a editar el libro.
No conozco las razones de la Sociedad Moulinsart para haber instado a los autores a no continuar difundiendo su obra. Por más que Hergé fuera celoso de su obra, creo que la vida de los personajes se escapa por fuerza a sus creadores para tener la suya propia, y los sucesivos autores lo recrearán igual que hace cada lector en el proceso de lectura. Me parece una medida excesiva, equivocada y triste por lo que tiene además de censura de la creatividad de los demás bajo la coartada de una protección excesiva. Son las incoherencias de la defensa de la propiedad intelectual en un mundo donde la información que circula e incluso la figura de la autoría está muchas veces en cuestión.
donde el primero recreaba la supuesta evolución del personaje en estos términos: "Haddock ha caído en el alcoholismo, el profesor Tornasol ha ingresado en una sanatorio psiquiátrico y –lo peor- Milú ha muerto. En un intento de superar la depresión, Tintín recupera su profesión de reportero. Pero los tiempos han cambiado y sólo encuentra trabajo en la prensa sensacionalista del corazón. A partir de ahí lo embarco en una aventura muy 'tintinesca' en la que, escéptico y adulto, acaba iniciándose en el sexo". Pues bien este homenaje ha sido considerado por los actuales herederos de los derechos una alteración de la "esencia del personaje", obligando a no volver a editar el libro.
No conozco las razones de la Sociedad Moulinsart para haber instado a los autores a no continuar difundiendo su obra. Por más que Hergé fuera celoso de su obra, creo que la vida de los personajes se escapa por fuerza a sus creadores para tener la suya propia, y los sucesivos autores lo recrearán igual que hace cada lector en el proceso de lectura. Me parece una medida excesiva, equivocada y triste por lo que tiene además de censura de la creatividad de los demás bajo la coartada de una protección excesiva. Son las incoherencias de la defensa de la propiedad intelectual en un mundo donde la información que circula e incluso la figura de la autoría está muchas veces en cuestión.
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