Ya he leído el volumen 5 de La Cumbre de los Dioses, con el que concluye la historia. Las circunstancias en que se lee un texto indudablemente influyen en las sensaciones que produce. En este caso han sido algo extrañas: Durante un viaje de trabajo a Madrid. Al llegar pasé un momento por FNAC, y ahí estaba. Lo compré, y lo empecé a hojear mientras esperaba el comienzo de la versión teatral de Sonata de Otoño, en el Teatro Bellas Artes. Es un gran ajuste de cuentas entre una hija y su madre que hizo Bergman hace 30 años. Y ahora es representado bajo la dirección de José Carlos Plaza por Marisa Paredes y Nuria Gallardo. La obra te hace pensar en las motivaciones humanas, en el conflicto entre los deseos personales y esos "otros" nuestros que también los tienen y a los que defraudamos. En realidad, problemas no tan lejanos a los que se plantean en La cumbre de los dioses.
Lo acabé a la tarde siguiente en el tren de vuelta a casa. Leer cuando uno está de viaje es algo especial, pues es de los pocos momentos en que no somos "multitarea": el tiempo se vive de modo más pausado, es más fácil dejar volar la imaginación, pensar, contemplar, ensimismarse. Y así leí el final del cómic. La historia del empeño de los montañeros por llegar donde casi es imposible, arriesgarlo todo por un reto o un impulso, es un tema muy transferible a la vida misma: las prioridades, el sentido de las cosas, las relaciones personales y con la naturaleza. Se puede hacer muchísimas lecturas desde la óptica de cada uno, además de la más literal: la historia -entre épica y mística- de una aventura en una montaña mítica, el Everest, y su conquista.
Lo acabé a la tarde siguiente en el tren de vuelta a casa. Leer cuando uno está de viaje es algo especial, pues es de los pocos momentos en que no somos "multitarea": el tiempo se vive de modo más pausado, es más fácil dejar volar la imaginación, pensar, contemplar, ensimismarse. Y así leí el final del cómic. La historia del empeño de los montañeros por llegar donde casi es imposible, arriesgarlo todo por un reto o un impulso, es un tema muy transferible a la vida misma: las prioridades, el sentido de las cosas, las relaciones personales y con la naturaleza. Se puede hacer muchísimas lecturas desde la óptica de cada uno, además de la más literal: la historia -entre épica y mística- de una aventura en una montaña mítica, el Everest, y su conquista.
Y un detalle que para mi no es marginal es el papel en la trama del reflejo documental de los hechos: Las fotografías perdidas de Mallory, los diarios de los montañeros, los crónicas periodísticas posteriores, las novelas o narraciones de la gesta... En el cómic tambien sale esta documentación secundaria, y tiene su papel. Aunque para el propio montañero no es determinante, para la sociedad sí: forma parte del deseo de memoria, del registro, de saber lo que pasó y comprenderlo.
Cuando uno llega al final de un libro, de un cómic, de una historia que le ha gustado, y que ha leido en varias etapas por la publicación progresiva de los volúmenes, se tiene una sensación extraña: Al principio se espera con ansiedad la llegada del siguiente volumen. Se hace una lectura rápida, quizás demasiado, pues tienes ganas de más, de que llegue pronto la continuación. Pero al acabar la publicación sientes que quizás el tiempo transcurrido entre un volumen y el siguiente ha valido para alargar el placer de su lectura, y te da pena haber llegado al final. Como escribió Vasconcelos "un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía".
Pero ahora, pasada la melancolía, llega el placer de comentarlo, recomendarlo... Son otras formas del placer de leer.
¿Cual será la siguiente obra publicada en castellano de Jiro Taniguchi?... Pero dejemos al tiempo pasar.
Cuando uno llega al final de un libro, de un cómic, de una historia que le ha gustado, y que ha leido en varias etapas por la publicación progresiva de los volúmenes, se tiene una sensación extraña: Al principio se espera con ansiedad la llegada del siguiente volumen. Se hace una lectura rápida, quizás demasiado, pues tienes ganas de más, de que llegue pronto la continuación. Pero al acabar la publicación sientes que quizás el tiempo transcurrido entre un volumen y el siguiente ha valido para alargar el placer de su lectura, y te da pena haber llegado al final. Como escribió Vasconcelos "un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía".
Pero ahora, pasada la melancolía, llega el placer de comentarlo, recomendarlo... Son otras formas del placer de leer.
¿Cual será la siguiente obra publicada en castellano de Jiro Taniguchi?... Pero dejemos al tiempo pasar.