El volumen cuarto de Malos tiempos es triste, como toda la historia. Con el final de la Guerra Civil llega el hambre, la tuberculosis, la muerte, la persecución política, la instauración del nacional catolicismo... A las puertas de una posguerra larga y dolorosa. La buena ambientación, el dominio de la época, el realismo y autenticidad de lo que se cuenta, hacen de este cómic una más de las muchas grandes obras de Carlos Giménez. Hace poco se definió un "mendigo de historias" en una gran entrevista en El Público, y efectivamente, es un gran narrador, que acerca la memoria histórica reciente a través de la vida de las personas sencillas. Reconocer a Carlos Giménez con el premio Príncipe de Asturias será muy justo, para él, y también a una generación de autores de tebeos con los que crecimos como lectores y como personas.
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