Me resultó un momento especial tener en las manos por primera vez un comic que quería leer y estaba ya esperando ver en la librería hace unos días. En este caso el libro produce una sensación especial con solo cogerlo. Tiene formato de album ilustrado, mayor por tanto que obras anteriores, y es de tapa dura. Pero tiene un papel muy ligero, casi no pesa, y el tacto es muy, muy suave, tanto la cubierta como las páginas interiores. Una textura como de album de comunión. Los colores tienen también tonos cálidos y matizados, acompañando la forma de narrar serena y nada estridente de Taniguchi incluso cuando se cuenta la angustia o el conflicto.
Mi año, primavera, de Jiro Taniguchi y el guión de Jean David Morvan, es el primer volumen de la historia de Capucine, una niña 8 años con síndrome de Down y una característica imposible en la vida real: no presenta los rasgos faciales propios de este símdrome. La niña es encantadora, muy afectiva, aunque a veces se encabezona cuando se contradice su elemental e inocente razonamiento. Padres preocupados, el cumpleaños con el regalo de un perrito, las dificultades de adaptación en la escuela, la dificultad de comprender lo que implica su diferencia... van apareciendo en la historia con el estilo Taniguchi. Se combina una narración expositiva de la historia con la representación de los sentimientos de la propia niña, que es capaz de intuir los conflictos y preocupaciones de sus padres, usa el dibujo como forma de expresión, conversación interior y creatividad...
La temática, muy cercana a María y yo de Miguel Gallardo o Una oportunidad entre mil, de Cristina Durán y Miguel A. Giner, refleja la situación de los padres con hijos con una deficiencia en distintas etapas vitales. En "Una oportunidad entre mil" el nacimiento y los primeros meses de vida de la hija produce ansiedad, preocupación, recorridos médicos, diagnósticos, progresiva aceptación, estimulación tempraña, lucha..... En "Mi año", con los 8 años de Capucine se trata la problemática de que el retraso en el aprendizaje puede plantear o cuestionar la integración escolar de la niña, y suponer el desplazamiento a un centro de educación especial, lo que para los padres es indudablemente otro golpe a aceptar, por lo que tiene de forma de exclusión. Y que a las parejas las lleva con frecuencia a desencuentros o enfrentamientos. Y en "María y yo" se vive una experiencia que aparenta ser madura, de visión positiva y adaptada al hecho de la diferencia de la hija, sus dificultades y al mismo tiempo sus valores: la extraordinaria capacidad afectiva, la autenticidad, una visión alternativa del mundo que puede ser divertida.
La suerte que tenemos como lectores es que aún quedan tres estaciones para cerrar este año de la vida de la niña, y con ello la expectativa de más cómics emocionantes, encantadores e instructivos para cualquier persona, con o sin vivencias cercanas a las que se relatan.
Y entretanto, dentro de poco habrá dos volúmenes de la historia de otro perro, Blanco, una nueva obra de Jiro Taniguchi que nos traerá en castellano Ponent Mon.
Mi año, primavera, de Jiro Taniguchi y el guión de Jean David Morvan, es el primer volumen de la historia de Capucine, una niña 8 años con síndrome de Down y una característica imposible en la vida real: no presenta los rasgos faciales propios de este símdrome. La niña es encantadora, muy afectiva, aunque a veces se encabezona cuando se contradice su elemental e inocente razonamiento. Padres preocupados, el cumpleaños con el regalo de un perrito, las dificultades de adaptación en la escuela, la dificultad de comprender lo que implica su diferencia... van apareciendo en la historia con el estilo Taniguchi. Se combina una narración expositiva de la historia con la representación de los sentimientos de la propia niña, que es capaz de intuir los conflictos y preocupaciones de sus padres, usa el dibujo como forma de expresión, conversación interior y creatividad...
La temática, muy cercana a María y yo de Miguel Gallardo o Una oportunidad entre mil, de Cristina Durán y Miguel A. Giner, refleja la situación de los padres con hijos con una deficiencia en distintas etapas vitales. En "Una oportunidad entre mil" el nacimiento y los primeros meses de vida de la hija produce ansiedad, preocupación, recorridos médicos, diagnósticos, progresiva aceptación, estimulación tempraña, lucha..... En "Mi año", con los 8 años de Capucine se trata la problemática de que el retraso en el aprendizaje puede plantear o cuestionar la integración escolar de la niña, y suponer el desplazamiento a un centro de educación especial, lo que para los padres es indudablemente otro golpe a aceptar, por lo que tiene de forma de exclusión. Y que a las parejas las lleva con frecuencia a desencuentros o enfrentamientos. Y en "María y yo" se vive una experiencia que aparenta ser madura, de visión positiva y adaptada al hecho de la diferencia de la hija, sus dificultades y al mismo tiempo sus valores: la extraordinaria capacidad afectiva, la autenticidad, una visión alternativa del mundo que puede ser divertida.
La suerte que tenemos como lectores es que aún quedan tres estaciones para cerrar este año de la vida de la niña, y con ello la expectativa de más cómics emocionantes, encantadores e instructivos para cualquier persona, con o sin vivencias cercanas a las que se relatan.
Y entretanto, dentro de poco habrá dos volúmenes de la historia de otro perro, Blanco, una nueva obra de Jiro Taniguchi que nos traerá en castellano Ponent Mon.
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