Hoy es el último día del resto de tu vida, de Ulli Lust, es un cómic autobiográfico en la que la autora cuenta una escapada a Italia que hizo con una amiga propensa a la adicción al sexo y la heroína en el verano de 1984, cuando tenía 17 años y era una joven punki.
En unas 460 páginas detalla las vivencias que la llevaron hasta Sicilia y en particular a Palermo, la ciudad de los Normandos. Sin dinero y sin documentación cruzaron la frontera de Austria andando o en autostop para un ejercicio de descubrimiento e independencia.
La autora, actualmente diseñadora y editora (electrocomics.com), revisa su diario para recordarnos las andanzas que la llevaron a viajar sin dinero, vivir en la calle o en casas de mafiosos, ser violada y sufrir un machismo amenazante, conocer la marginalidad pero a fin de cuentas aprender de la vida arrojándose a ella.
Me ha gustado mucho, lo leí de un tirón, y aunque la autora acaba regresando al hogar de sus preocupados padres, no noté el exceso de moralina que aprecia Álvaro Pons; me quedé más bien tranquilizado con el final feliz, y con lo que también tuvo este viaje de deseo adolescente de aventura y libertad, que actualmente sería más difícil llevar a cabo en nuestras sociedades tan cerradas y retraídas ante el o lo desconocido.
En unas 460 páginas detalla las vivencias que la llevaron hasta Sicilia y en particular a Palermo, la ciudad de los Normandos. Sin dinero y sin documentación cruzaron la frontera de Austria andando o en autostop para un ejercicio de descubrimiento e independencia.
La autora, actualmente diseñadora y editora (electrocomics.com), revisa su diario para recordarnos las andanzas que la llevaron a viajar sin dinero, vivir en la calle o en casas de mafiosos, ser violada y sufrir un machismo amenazante, conocer la marginalidad pero a fin de cuentas aprender de la vida arrojándose a ella.
Me ha gustado mucho, lo leí de un tirón, y aunque la autora acaba regresando al hogar de sus preocupados padres, no noté el exceso de moralina que aprecia Álvaro Pons; me quedé más bien tranquilizado con el final feliz, y con lo que también tuvo este viaje de deseo adolescente de aventura y libertad, que actualmente sería más difícil llevar a cabo en nuestras sociedades tan cerradas y retraídas ante el o lo desconocido.
A mí también me gustó... y yo tampoco aprecié esa moralina que decía el Sr. Pons, aunque entendí lo que el Carcelero sugería. Saludos.
ResponderEliminar