domingo, 13 de noviembre de 2011

Habibi, de Craig Thompson


Deseada novedad de Craig Thompson, Habibi es un gran cómic, no solo por sus 650 páginas. Muy ambicioso, combina varios planos de lectura, intercalando lo que es sobre todo una historia de amor casi imposible. Amor nacido casi maternal, entre un niño recogido y cuidado -querido, habibi- por una muchacha unos años mayor, que a lo largo del cómic van pasando muchas penalidades, pérdidas, raptos y reencuentros.
A la vez que pasa por épocas y paisajes múltiples, desde el desierto al oasis, el harén o la megaciudad, recoge fragmentos fundamentales del Antiguo Testamento y el Corán, pudiendo leerse como un acercamiento a la visión islámica del mundo.

Obra muy ambiciosa por su alcance y documentación, se lee muy bien sobre todo como relato amoroso y lleno de fantasía y ternura, como este autor sabe lograr.

Y entre las anécdotas, esta imagen bibliotecaria: el bibliotecario será decapitado por dejar consultar sus obras a la protagonista....

Cielos radiantes, de Jiro Taniguchi

La nueva historia de Jiro Taniguchi, Cielos radiantes, vuelve a plantear el tema más querido y tratado por nuestro autor favorito. Se trata de la reflexión sobre la propia vida, la posibilidad de rectificación de los errores, de reconciliación con uno mismo y con los seres queridos.
Como ocurre por ejemplo en Barrio Lejano, un hecho extraordinario da lugar a esa revisión de la historia personal. Un hombre de mediana edad choca con su furgoneta contra un motorista adolescente, muriendo el primero. Pero al despertar el muchacho herido del coma, lo hace con la mente y la memoria del hombre, que intenta reencontrarse con su pareja y su hija, a pesar de la extrañeza de la novia y los padres del joven que le presta su cuerpo. Antes de que éste recupere su propia conciencia, el fallecido lucha por hacerse comprender como no había logrado en vida y despedirse de su familia. La crisis, el exceso de trabajo y el agobio le habían hecho alejarse de ellos, y en el proceso todos evolucionan y son capaces de ir adoptando una forma mejor de ver el mundo.
Es quizás la primera obra de Jiro Taniguchi cuya lectura me produjo inicialmente un cierto escepticismo, precisamente por esa temática cercana a otras obras. Pero en el curso de la lectura se pierde la reserva: sólo hay que dejarse llevar por ella para disfrutar y sentirse más comprensivo y emocionado al final.