Chernóbil. La Zona, de Francisco Sánchez y Natacha Bustos, nos sitúa en el escenario del peor accidente nuclear acontencido hasta ahora, que además de las muertes y la contaminación, llevó al abandono de su lugar de vida a los habitantes de las ciudades cercanasva a Chernóbil. Al principio marcharon de sus casas pensando en regresar al poco tiempo, algo que nunca podrían hacer. Se quedaron los "liquidadores", unas 600.000 personas que tuvieron que dedicarse a intentar limpiar la zona y prevenir otra explosión en el reactor afectado, salvando quizás con ello la vida en Europa.
La historia, casi sin texto y dibujada con un estilo realista y clásico, se articula en tres momentos diferentes de la vida de los miembros de una familia que residía en la zona de exclusión, desde unos abuelos que se negaron a abandonar su tierra a los jóvenes hijos de uno de los fallecidos que hace una visita años después.
Y nos hace pensar indudablemente en los peligros irreparables de la energía nuclear, en la imposibilidad de controlar todos los elementos que pueden incidir en ella (véase Fukushima).
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