Sigue el ciclo con El año que vimos nevar, formado por seis historietas autobiográficas referidas también a la evolución de la infancia de Martín. El niño recuerda la primera vez que vio nevar, jugar a las chapas, desear una bicicleta, los regalos de la abuela, ir al cine a ver con admiración "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra", la llegada del vídeo a casa, los malos profesores y los castillos escolares, criar gusanos de seda, cambiar de coche, hacer un viaje, acoger la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que iba de casa en casa... Muchos recuerdos contados con sencillez y de modo simpático, que indudablemente podrán mover al lector a la melancolía, la nostalgia o la evocación de recuerdos propios.
Y el tercer volumen es Mi organismo en obras, donde de nuevo Martín Mostaza nos va contando ahora sus recuerdos de adolescencia, con un tono parecido de ironía o nostalgia. Los cambios en el propio cuerpo, las dudas, el trabajo de aprendiz de albañiz acompañando al padre, la relación con la música o los cómics, los avances en la cuestión del sexo.... todo contado con sencillez y sinceridad, de modo que puede ser una lectura referencial para muchos lectores de su generación.
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