En realidad nos habla también de la soledad del protagonista, solo acompañado por el amigo Atzbacher y por un vigilante del Museo, y desconsolado desde la muerte de su esposa.
Bernhard pone en boca de su Reger que toda obra de arte acaba convirtiéndose en vulgaridad o mentira, que solo nos resulta soportable si usamos el método de caricaturizarla. Pero que los hombres no aprendemos a caricaturizar las cosas y las contemplamos hasta el final con una insoportable seriedad....
La versión de Mahler me ha encantado: caricaturiza con gran respeto las grandes obras del Museo, y a la vez con una gran economía, con negros y amarillos, expresa la pesimista visión del mundo de Bernhard a través de su propia mirada.
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