A la vez que nos cuenta la situación en esa región palestina ocupada, que sufría en esos años los continuos derribos de viviendas por bulldozers y tanques israelíes (con la excusa de destruir supuestos túneles a través de los cuales se les podría atacar), va documentando y dibujando la matanza realizada en las ciudades de Rafah y Khan Younis.
Sacco se conduele de que estos hechos pasaran casi desapercibidos, y va contando esta terrible historia con un proceso de documentación impresionante, que combina los informes de los organismos internacionales con testimonios y fuentes orales de supervivientes, y procurando tener en cuenta también las posibles justificaciones del gobierno de Israel para acciones tan inhumanas como ésta.
Es un cómic que requiere una lectura lenta, pero que no agobia a pesar de la enorme cantidad de información y la gravedad de lo que cuenta a lo largo de más de cuatrocientas páginas; el dibujo es realista, y el hecho de que se cuente todo en primera persona, siguiendo el proceso de búsqueda del dibujante, sus dudas y reflexiones, le da autenticidad a los testimonios que nos va presentando...
Para saber más, la crítica de Javier Valenzuela en El País: "Sangre siempre fresca en Gaza", donde dice que "retrata con vigor y realismo las personas, los escenarios y las situaciones del pasado y del presente. Sus datos son exactos; sus diálogos, auténticos, y su perspectiva humanista, la constante presencia de rostros que miran al lector, otorga a los palestinos esa cualidad de personas que les niega la propaganda israelí. Los ves deprimidos, asustados, encolerizados, deseosos de venganza; también manteniendo inquebrantables su hospitalidad y su sentido del humor".