Vemos cómo la familia asume y hace afrontar al padre el problema a través de una asociación de afectados, conocemos una enfermedad poco comprendida, y nos acercamos también a Perú, país de origen de los protagonistas y al que el autor vuelve.
Además del interés narrativo, el cómic tiene una función didáctica y sensibilizadora respecto al trastorno bipolar.
Y también muestra con éxito la posibilidad de gestionar un proyecto de autopublicación viable a través del crowdfunding y la venta directa. El cómic se financió mediante una campaña de crowdfunding a través de Verkamic, y el autor lo comercializa desde su propia página.