
Es una lectura dura, pues aunque busca la sonrisa y ser divertidas, lo hacen con un humor que llega al sarcasmo y el esperpento. Nos presenta situaciones cotidianas en las que los personajes muestran cómo intentan materializar sus deseos para acabar haciendo casi siempre el ridículo. En estos historietas, según Rafael Conte, Carlos Giménez encuentra "una nueva veta para su realismo esperpéntico, repleto de humor y ternura, deformante y radiografiante a la vez". Personajes que se persiguen, se esquivan, se engañan chapuceramente en busca de una conquista, fingen ser lo que no son, se tienen celos, se reprochan o se enfrentan, presentándonos una visión de la vida como sainete o comedia que deriva a lo patético.
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