La ternura de las piedras, de Marion Fayolle

La ternura de las piedras, de Marion Fayolle, es un cómic extremadamente bello y triste. Cuenta la vivencia de la autora del grave proceso de enfermedad de su padre, con imágenes muy evocadoras, que transmiten delicadeza y sensibilidad.
La autora nos presenta a su padre y al resto de su familia recorriendo lo que parecen etapas inexorables de transformación del padre, que también los cambia a ellos, y les hace pensar, sentir, resistirse y asimilar la situación. Pero se nos cuenta como un cuento y a la vez poéticamente.
Por tanto, lectura entrañable, visualmente muy lograda, que pide una lectura lenta y quizás melancólica.
La autora además me hizo un dibujo en mi ejemplar, durante el Salón del Cómic de Barcelona.

La araña del olvido, de Enrique Bonet

La araña del olvido, de Enrique Bonet, es la historia de Agustín Penón, un escritor norteamericano admirador de García Lorca, que en 1955 llega a Granada para investigar el asesinato del poeta. Objetivo difícil en una época en que todavía primaba el silencio y el miedo en torno a un hecho que no fue sino un fusilamiento miserable a manos de unos falangistas deseosos de reconocimiento y poder en el régimen de Franco.
Durante casi dos años este hombre vivió una aventura intensa a la busca de datos que confirmaran las circunstancias de la muerte de García Lorca y en este cómic se nos cuenta detalladamente, presentándonos todo el proceso de investigación, principalmente a través del encuentro con muchos personajes granadinos en distintos lugares de Granada y su entorno.
El cómic es no solo un recuerdo de García Lorca sino también un homenaje y un reconocimiento al protagonista de este gran esfuerzo por alcanzar una verdad, que finalmente no publicó: todos los documentos y testimonios quedaron en una maleta que no tuvo la fuera y el ánimo para convertir en un libro...
Entre otros hallazagos, el de la partida de defunción de García Lorca apareció en un Archivo judicial por la tenacidad de su responsable...
En el proceso que se nos cuenta, vamos además conociendo los paisajes, los escenarios, los caracteres de los personajes de la época y en general la vida en una ciudad bellísima a la vez que todavía provinciana en la España de la posguerra.

Hokusai, de Shotaro Ishinomori

Tenía mucho interés en encontrar un ejemplar de este cómic, publicado por una editorial desaparecida y agotado hace años. Y tuve la suerte de reencontrarme en Barcelona con una de esas tiendas de cómics, Arkham, en la que el librero es cómplice, y recordó que quizás a algún colega le hubieran devuelto algún ejemplar. Dicho y hecho, a las pocas horas tenía este ejemplar imposible gracias a la generosidad y competencia de Arkam comics, que ya hace tiempo me encontró una edición agotada de otro cómic de Jiro Taniguchi. Gracias!
Así que ahora rescato la reseña que hice hace unos años:

Hokusai, de Shotaro Ishinomori, es la biografía de este gran artista japonés cuyos noventa años de vida estuvieron entre fines de XVIII y la primera mitad del siglo XIX.
No lo conocía, salvo por la famosa gran ola de Kanagawa.
El cómic, dibujado con un estilo que recuerda el de Osamu Tezuka, intenta reflejar en sus casi 600 páginas la gran energía creativa y vital de este pintor, que cambiaba continuamente su nombre o incluso lo regalaba a algún discípulo, y al que se atribuye una influencia importante sobre los impresionistas franceses. Le gustó explorar estilos, experimentar con ellos y buscar el propio aún a costa de enfrentarse a sus maestros o al gusto de la época.
De vida complicada, en la que viajó para dejar miles de estampas y grabados de los paisajes japoneses, tuvo que superar vaivenes económicos y familiares,  y desgracias como el incendio y destrucción de su taller cuando ya era anciano, un "viejo loco por el arte". Me ha gustado leer este cómic sobre la vida de un pintor que comenzó trabajando prestando libros en una de las tiendas que para ello empezó a haber a Japón en la segunda mitad del siglo XVIII, para responder a la extensión de un ansia por la lectura de japoneses poco pudientes.

El piano oriental, de Zeina Abirached

El piano oriental de Zeina Abirached, ha sido otro de los cómics destacados en la edición del Salón de este año. Es la historia del bisabuelo de la autora, Abdallah Chahine, un amante de la música que inventó un piano capaz de tocar la música oriental al hacer sonar los cuartos de tono de sus melodías.
Este logro nos es contado por la autora con un enorme cariño y admiración, por ser un ejemplo de ilusión, perseverancia y amor a la música. Conseguido de modo artesano y casi a escondidas, motivó un viaje a Viena para intentar comercializarlo, y al margen del resultado en el cómic se convierte en metáfora de la posibilidad del encuentro de culturas, de lenguajes y personas.
La gran sonrisa que preside la portada es un símbolo de la confianza, la ingenuidad y el optimismo con la que el protagonista persegue su sueño y entretanto disfruta la intensidad del intento.
El dibujo tiene el estilo expresionista, cálido y muy original de la autora, que trasmite cariño y cuidado por las cosas que hace, desde el papel al juego con los símbolos o la composicíon de las páginas.
Un cómic que con ternura y humor hace un canto a la amistad, al intercambio cultural y homenajea a su familia que todavía se dedica a la venta de instrumentos musicales. Y también hace un concierto visual aquí:

Confesiones a Alá, de Marie Avril y Eddy Simon

En Confesiones a Alá,  Eddy Simon y Marie Avril llevan al cómic el monólogo de una chica árabe, según el texto original de Saphia Azzeddine.
Nacida en el Magreb en una familia de pastores muy pobre, la chica sufre unas condiciones de vida penosas que reprocha a Alá en su diálogo interior. La casualidad le permitirá marchar a la ciudad e iniciar una vida distinta, en la que intentará emanciparse de su condición de criada y objeto sexual, luchando por cambiar su destino, evolucionando en su manera de ver la vida.
Con una estupenda edición de Ponent Mont, es una bella y dura historia que muestra la opresión, la miseria y la inexistencia de oportunidades que sufren las mujeres, con la forma de una confesión al responsable, Alá.

Y que también tiene versión teatral:

15 años en la calle (obra completa) de Miguel Fuster

15 años en la calle (obra completa), de Miguel Fuster, es el volumen integral que relata en primera persona, con un extraordinario dibujo que es como un grito, lo que es vivir como indigente vagando alcoholizado por las calles de Barcelona.

Miguel Fuster ha logrado una obra emocionante y de gran autenticidad, convirtiendo su historia en un ejemplo de cómo superar una adversidad tan extrema es posible si se cuenta con ayuda (como la que dio en su caso la Fundació Arrels).

El volumen reune además nuevo material inédito (especialmente  la historia de una perra abandonada y asustadiza, "Guapa"), y varios textos con reflexiones sobre la cuestión del sinhogarismo.
Me lo traje del Salón del Cómic y creo que debería adquirirse para muchas sesiones de clubes de lectura.

Como viaja el agua, de Juan Díaz Canales

Como viaja el agua, de Juan Díaz Canales, es un cómic con varios niveles de lectura: por un lado, un thriller que se desencadena con el descubrimiento del asesinato de un anciano, que forma parte de un grupo que se dedica a revender objetos robados. Por otro lado, es la historia de tres generaciones de una familia: abuelo, padre e hijo, que se quieren e intentan protegerse pero a la vez se enfrentan por cuestiones de forma de entender la vida o la sociedad. Y acaba siendo una reflexión dibujada sobre el tiempo y el sentido de la vida.
Todo ello ambientado en un Madrid al que se homenajea: desde sus plazas a sus alcantarillas son retratadas con encanto a pesar de la atmósfera sórdida y triste que crea, con personajes que en buena parte son perdedores.
Un gran cómic, que me traje del Salón del Cómic, y del que se puede saber mucho más leyendo la reseña en FantasyMundo de Francisco Javier Illescas.

Etienne Davodeau en el Salón de cómic hablando de Los Ignorantes

Una suerte poder escuchar a Etienne Davodeau, recientemente premiado en Francia por su Cher Pays de Notre Enfance,  hablando sobre el proceso creativo y de convivencia que llevó a ese estupendo cómic que es Los ignorantes, en el que el autor trabajo un año como ayudante de un viticultor para aprender de él la cultura y forma de vida que implica el cultivo de la viña. En el camino también el viticultor es introducido en el mundo del cómic, logrando una experiencia entrañable de enriquecimiento recíproco.
Ayer en la tertulia con Davodeau se emuló la vivencia del cómic, pues debatió también con un viticultor que nos acabó ofreciendo una cata de vino, y que abogó por la crianza del vino como forma de vida respetuosa con el medio ambiente y con el entorno local.  

La edición 2016 del salón de cómic de Barcelona

Esta semana se celebra la nueva edición del Salón del cómic, el momento en que se reúnen cientos de autores con sus miles de lectores en torno al mundo del cómic, sus novedades y sus tendencias; este año la visita estrella es la de Frank Miller, que dará una conferencia para la se agotaron las plazas en pocos instantes...
Visitar el Salón me ha dado a lo largo de los años la oportunidad de hablar con pequeños editores sobre sus ilusiones y dificultades, con algunos autores, asistir a presentaciones o conferencias sobre aspectos educativos, sociales y artísticos del noveno arte...
Entre las novedades que se están publicando para este Salón, recomendaría La ternura de las piedras, que firmará su autora Maryon Fayolle, El piano oriental de Zeina Abirached, El Ala rota de Altarriba y Kim o Como viaja el agua, de Juan Díaz Canales, que deja en esta publicación a Corto y a Blacksad, con el que me fotografié creo que en 2012....

Los paseos de un gourmet solitario, de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi

Los paseos de un gourmet solitario, de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi, es la nueva recopilación de vivencias de este viajante al que los autores nos presentan cuando busca dónde calmar su voraz apetito.
A cualquier hora, este hombre observa e intuye dónde comer bien por cualquier barrio de cualquier ciudad. Igual disfruta una pizza que un menú peruano cuando sale de la cocina japonesa, y disfruta observando el ambiente, los olores, la actitud de los comensales locales, revisando la carta y preguntándose qué puede añadir o cambiar de los platos, cómo serán los dueños de cada restaurante...
Pero nada calma la voracidad de este comerciante sencillo, que sobre todo siempre intenta reencontrar en la comida sus recuerdos a través de los sabores y vivir su soledad en comunión con quienes realizan a la vez que él ese acto tan universal de comer, aún sin cruzar palabra con ellos.