La protagonista nos deja ver en acción la maquinaria burocrática, a los amigos y familiares que no la comprenden y continuamente preguntan por cuándo va a terminar; a su director, un profesor en decadencia que se cree dios y solo se interesa porque lo inviten a congresos, demorando el momento de leer esquemas o avances de sus doctorandos...
Conocemos también los muchos momentos de ansiedad y dispersión, las horas pasadas en la sala de investigadores de la Biblioteca Nacional Francesa, las dudas, los problemas que las tesis provocan en la relación con las parejas, la angustia de las primeras presentaciones o clases impartidas... y todo ello lo podemos leer con un punto de humor para saber sobrellevarlo y el cómic nos divierta.
Me imagino la frustración de la protagonista cuando después de tres años estudiando a Kafka y conseguir una primera respuesta de su director, éste intente quitársela de encima recomendándole leer a Schopenhauer.
Es un cómic que me ha gustado entre otras cosas porque me ha hecho pensar un poco sobre lo que debemos hacer mejor con nuestros jóvenes investigadores, y en el que me he visto un poco reflejado pues también pensé en algún remoto momento en empezar tesis sobre Kafka o sobre Leibniz, abandonadas a tiempo para afrontar otro tema más productivo y abarcable... Tiene varias escenas bibliotecarias y una presentación en vídeo:
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