Y sobre todo nos cuenta su amor y dependencia de su perro Fiston, un compañero protagonista de todos sus momentos de soledad o debilidad, condicionando incluso sus relaciones de pareja.
En la dedicación y fidelidad mutua a su perro el cómic se hace entrañable; humaniza al protagonista por más que lo podamos quizás considerar exagerado a la vez que totalmente comprensible.
También tiene una bonita historia de amor nacida en la biblioteca en la que su madre le obligaba a estudiar para controlarle al final del instituto:
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