Es un cómic muy divertido, que usa el humor sin acidez para contar las dificultades y contradicciones de la vida cubana, produciendo el efecto de hacernos ver con ironía y ternura la experiencia del protagonista, que tuvo continuidad al casarse en Cuba y ejercer allí buena parte de su vida como corresponsal de El País.
Mauricio quiso estudiar en la Universidad de La Habana aprovechando la gratuidad de estudios y residencia, y como becado nos muestra algunos detalles de la vida universitaria:
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