El soldado escribe con sencillez de la dureza de las caminatas, el frío, el agotamiento, el dolor, la incertidumbre y el temor al sufrir los bombardeos prusianos, que finalmente le llevan herido a un hospital de retaguardia.
El expresivo y cálido lápiz de Barroux hace entrañable este ¡Serán nuestros!: una llamada al humanismo como lo fue su Alpha
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