Cuadernos japoneses: El vagabundo del manga, de Igort, es la historia de un viaje que el autor hace por el Japón rural y montañoso, en busca del contrapunto al Tokio modernizado. Pero es muchísimo más: el viaje sin prisas, sin un rumbo fijo, hace al dibujante disfrutar los detalles, la belleza de los paisajes, el tiempo, y recrearse en la observación para comprender mejor, teniendo una introspección reconfortante. Atrapar un instante perfecto, para convertirlo en poesía, decía Matsuo Basho, el poeta inspirador de Igort. Y así emprende un viaje en el que empezó a "entender que tal vez perderse en lugares desconocidos permitía acceder a las estancias secretas de un yo más profundo".
Un viaje que se convirtió en un emotivo vagabundeo interior, dibujado maravillosamente y dedicado a su amigo durante más de veinticinco años, Jiro Taniguchi, con el que estuvo durante los momentos en que estaba dibujando su inacabado proyecto El bosque milenario, no mucho antes de su muerte.
Este cómic es de esas obras que uno acaba de leer y no siente más deseo que el de ensimismarse y disfrutar de la enorme sensibilidad y saber trasmitidos, en silencio, sin tener que explicar o glosar nada...
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