
La aventura se nos cuenta como una trama detectivesca con dimensiones políticas, con la intervención de servicios secretos, diplomáticos o expoliadores sin escrúpulos, y se nos dibuja con el encanto de siempre por Paco Roca, haciéndonos simpatizar con la sencilla pareja protagonista que consigue a pesar de todo recuperar nuestro tesoro.
Una bonita historia con referentes tintinescos -pero no solo, hay más realismo y toques periodísticos que nos recuerdan a Joe Sacco- que puede dar excusa para visitar el Museo Nacional de Arqueología Subacuática en Cartagena.
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