
La protagonista tuvo a los diecinueve años una crisis que la acabó llevando a un internamiento psiquiátrico, del que le costó muchísimo salir. Una chica divertida y estudiosa, rodeada de buenas amigas y una pareja un poco problemática, que sin saber muy por qué llega a una situación de estrés que le produce unos síntomas -ansiedad, delirio, desorientación- que se empiezan a vincular con algún tipo de trastorno psicótico. Pasar de los ratos de estudio en la biblioteca de la Facultad de Letras, el trabajillo en el bar y las experiencias más cotidianas a una situación incomprensible fue algo muy duro.

Una obra que combina lo biográfico con la denuncia y el agradecimiento, y que hace pensar sobre las relaciones humanas y sobre un tipo de enfermedad, la psiquiátrica, en la que tenemos que mejorar mucho. Su complejidad, los estereotipos que la rodean, su impacto en uno mismo y en el contexto afectivo, familiar y social la convierten en un reto para toda la sociedad: una sociedad que sea capaz de encajarla y ayudar a superarla.