Cómo traté de ser una buena persona, de Ulli Lust, es un nuevo capítulo autobiográfico de esta valiente autora, que conocimos por su crónica de un verano loco durante su adolescencia punkie en Hoy es el último día del resto de tu vida.
La historia se retoma unos seis años después, con la protagonista viviendo en Viena e intentando abrirse camino en el cómic a pesar de ser reiteradamente rechazada en las Facultades de Bellas Artes. Pero sobre todo nos muestra a una joven de veintitrés años con un niño de cinco, de padre desconocido y cuidado por sus padres, que intenta conllevar todo y encontrar la satisfacción personal en sus relaciones amorosas.
Lo que da valor al relato es la naturalidad y la franqueza con la que nos cuenta su vida sentimental, en la que comparte su amor por Georg, un bondadoso actor cuarentón, y un joven inmigrante nigeriano. Quiere a Georg pero éste carece de deseo sexual, y Ulli es muy activa y pasional sexualmente, lo que la lleva a su otra pareja, Kimata. Un trío acordado y perfecto de no ser por los prejuicios de Kimata, que tiende a la posesión haciendo aflorar los celos y hasta arrebatos de violencia.
La autora nos muestra aquí tanto su sexualidad como sus dudas sobre cómo ejercer la maternidad, la incertidumbre sobre su carrera y su precariedad económica, la solidaridad que le lleva a un falso matrimonio para prevenir la expulsión de su amante, y la posibilidad de convertir todo ello es un proceso de aprendizaje y crecimiento.
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