Paseo de los canadienses, de Carlos Guijarro, es la crónica gráfica de la masacre sufrida por la población de la ciudad de Málaga en su huida cuando se hizo inminente la toma por el ejército de Franco, dirigido por el general genocida Queipo de Llano.
Fue un hecho trágico de la Guerra Civil, poco conocido hasta ahora a pesar de su enorme crueldad y el número de bajas producidas, más de cinco mil. Queipo de Llano ensayaba el efecto del terror indiscriminado sobre la población civil como instrumento bélico.
Acontecido en febrero de 1937, se desencadena cuando unas ciento cincuenta mil personas salen de la ciudad por la carretera de Almería, atemorizadas por el ataque de los tanques y los bombardeos de los aviones de Mussolini, que ametrallaban indiscriminadamente a los niños, las mujeres y los ancianos.
Abandonadas por el mando republicano, en su "desbandá" la población sufrió cruentos bombardeos de la aviación italiana, y a su vez fue cañoneada por los barcos de Franco cuando la carretera se acercaba a la costa.
Una situación terrorífica que se nos cuenta en la voz de una de las niñas superviviente de los hechos, que a su vez integra el trabajo de documentación e investigación historiográfica del autor, al que hay que agradecer el trabajo de dibujar esta obra, inicialmente publicada por Ediciones de Ponent y ahora en autoedición.
En toda esta catástrofe humanitaria apareció un personaje al que el cómic homenajea: el médico canadiense Norman Bethune, que vivió los hechos y salvó a mucha gente trasladandola y facilitando cientos de transfusiones de sangre. Además, las fotografías y testimonios que recogió en su libro sobre el crimen de la carretera de Málaga a Almería han impedido el olvido de estos hechos.
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