Tortas fritas de polenta, de Adolfo Bayúgar y Eduardo Ariel Martinelli, es el relato de la vivencia del segundo de la Guerra de las Malvinas, como soldado carne de cañon argentino. Un muchacho de diecinueve años que fue mandado tras la invasión que el régimen militar emprendió de forma suicida en 1982.
Una crónica muy dramática que nos permite ver el sufrimiento insoportable de los soldados anónimos: el miedo, el hambre, el barro, los bombardeos, las heridas sin sentido y la solidaridad de estos perdedores mandados a una guerra absursamente provocada.
Contada en primera persona, tiene una absoluta credibilidad aún cuando, recordada 30 años después por el protagonista al dibujante, tenga curiosos lapsus: Martinelli contabilizó veinte días de batalla que solo fueron tres, por la intensidad y el terror recordado de aquellos días. La honestidad y la memoria no pierde fuerza por la subjetividad con la que se reconstruyen los recuerdos.
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