La batalla de esquizo, de Manuel R. García Iglesias, trata del proceso de autoconocimiento del protagonista en su relación con la esquizofrenia, y del doloroso aprendizaje de la convivencia con ésta enfermedad. El autor nos cuenta la vida de su amigo Roberto, un estudiante de Bellas Artes que va mostrando unos síntomas que van creciendo: ideas recurrentes, problemas de relación, obsesiones persecutorias. Un chico con vocación artística, que parece brillante, pero que se va abandonando en aspectos como la indumentaria o la higiene, que se va encerrando o sintiendo desplazado o aislado de las relaciones sociales.
Una historia empática y bien contada que intenta penetrar en el estado mental de Roberto, entre los momentos de lucidez y de paranoia, con unos buenos recursos gráficos: el trazo en espiral, los dos tonos de marrón según la situación del protagonista, los luchadores, la distorsión del dibujo o su desenfoque... Al final un mensaje positivo, que no esquiva las espinas o la batalla, pero que muestra la posibilidad de mantener el rescoldo de la identidad entre cenizas, de que otros compartan el fuego...
Esta obra ha sido premiada por la Fundación Divina Pastora, que promueve la integración social entre otras vías a través de un Premio de Novela Gráfica, del que van cinco ediciones, y que he descubierto gracias a La batalla de esquizo. Pero del que van ya siete ediciones, y ha dado lugar a obras como La cuenta atrás o Los niños invisibles de Tyto Alba, que me he encontrado disponible en acceso abierto, y que entra en el día a día en los hospicios guatemaltecos.