El origen de todo es una fotogafía familiar de 1946, en la que los hermanos de Antonia posan en la playa junto a la abuela del dibujante. Comprender lo que suponía esa fotografía -la única que siempre luchó por conservar su madre- es el hilo conductor del relato sobre una familia modestísima en la oscura España de los primeros años de la Dictadura franquista.
Es una historia de personajes tristes, agobiados por la necesidad de subsistir, sometidos por el miedo al nacionalcatolicismo imperante, creador de una miserable ideología negadora de la vida y de la libertad. Un ambiente de escasez y de frustación, de hombres muchas veces amargados que ejercían sobre sus mujeres o hijas un yugo aprendido. Y de mujeres abnegadas, excluídas de la educación, y destinadas a la obediencia al padre primero y después al marido.
Un cómic en el que creo que Paco Roca se supera como narrador de la vida cotidiana, que consigue incorporar a la tristeza o la melancolía el cariño y el reconocimiento a la generación de nuestros padres y nuestros abuelos, que -a pesar y sobre todo- lograron vencer la Dictadura al conseguir su meta: una vida mejor y más digna para sus hijos e hijas.