A través del comentario de los gustos de la anciana -sobre todo los musicales y particularmente la copla- vamos conociendo muchos aspectos de la forma de vida de la posguerra: la inmigración, la pobreza, el trabajo en el campo, la sumisión de las mujeres o la censura de las letras de las canciones. Diálogos en que se entrecruzan Concha Piquer, Juanita Reina, Lola Flores, Miguel de Molina o Rocío Jurado con Rosalía o Los planetas, pues en el diálogo intergeneracional la autora también quiere abrir a su abuela a las creaciones que han intentado la integración del flamenco o la copla en la música actual.
Unos dibujos muy sugerentes ponen en primer plano la figura de la abuela y los objetos cotidianos mientras cocina o conversa, en lo que constituye un emotivo homenaje a la generación de la protagonista de la historia.
Un cómic que es muy fácil conectar con Estamos todas bien de Ana Penyas, que tiene mucho encanto y que saber evocar la música y la cultura popular como ejes que abren el diálogo a las cosas de la vida y del querer...
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