El cómic cuenta la relación de este primer caso diagnosticado de “fuguismo patológico” con su médico, Philippe Tissié, que aplicó técnicas de hipnosis y sobre todo una gran motivación por ayudar a su paciente. Una historia muy bien documentada y dibujado que se sitúa en una época en la que el psicoanálisis estaba transformando las formas de entender al sujeto y sus pulsiones.
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