Muchos de ellos son relatos tremendos, muy duros, casi siempre protagonizados por hombres solitarios, desencantados o dolidos por algo para lo que no encuentran salida: el fotógrafo al que encargan fotografíar Hiroshima tras la bomba, el dibujante en crisis, el jubilado frustrado por su vida, el que se inspira en el destino de los escorpiones, el escritor que se compara con la mascota de su amante, el basurero que vive cuidando de su madre enferma y posesiva o el boxeador iracundo. Y cuando se trata de mujeres, suelen estar sometidas o limitadas a un rol sexual de supervivencia.
En clave social son obreros o trabajadores abnegados o explotados del Japón de la posguerra, que viven en condiciones muy modestas, aislados, que no pueden ni saben disfrutar la vida. Tatsumi los presenta con toda su crudeza, sin juzgarlos. Magistrales y muy desasosegantes.
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