Al contarnos esta historia, el cómic nos plantea muchos problemas de la época: la dificultad de las mujeres para abrirse paso en la actividad científica y profesional; el proceso a través del cual se avanza en cirugía estética -en buena parte reconstructiva como consecuencia de las heridas producidas en los soldados durante la Segunda Guerra Mundial- y el debate social sobre su legitimidad. Para nuestra protagonista, la cirugía plástica era una forma de rehabilitación de la dignidad de personas rechazadas por su aspecto, a las que atendió independientemente de su situación económica, al igual que a mujeres adineradas o artistas que acudían a ella por razones estéticas, a las que la sociedad no perdonaba los efectos del paso de la edad.
A su vez, el cómic entra en las relaciones amorosas de Suzanne, en los dramas vividos por el fallecimiento de seres queridos, y en su activismo político por la igualdad de mujeres y hombres que le llevó a asociarse y viajar por el mundo.
Una vida intensa que me ha gustado mucho conocer de la mano del texto de la escritora marroquí Leïla Slimani y el admirado dibujante Oubrerie, que disfruté tanto con Aya de Yopougon.
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