Conocer a Degas exigía una investigación rigurosa, y aún así quedan dudas difíciles de resolver: una persona que se mostró retraída, solitaria, a veces misógino, obsesivo en la defensa de su visión del arte, que se enfrentó tanto a los pintores academicistas como a sus colegas impresionistas, que intentó crear de acuerdo con su época y que debió tener a pesar de sus muchas rarezas y contradicciones un carácter noble. Quizás marcado por timidez, perfeccionismo e inseguridad, tuvo una incapacidad para integrar en su vida la relación con los demás, y no logró dejar de estar en tensión consigo mismo, pero logró una obra extraordinaria.
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