Lo que nos muestra es a una persona muy insegura y obsesiva por momentos, que cuestiona el reconocimiento de los demás y siempre teme estar a punto de echarlo todo a perder por no saber responder adecuadamente a las situaciones de la vida cotidiana. La relación con los lectores, la sesiones de firmas o lecturas en librerías, la participación en salones del cómic, la realización de entrevistas promocionales... suelen presentarse para Tomine como ocasiones en las que temer el fracaso, la humillación o la metedura de pata.
Y, a pesar de ello, el autor parece que va saliendo adelante, gracias me parece a la buena relación con su pareja, a la -a pesar de todo- brillantez de su trabajo y la sinceridad que trasmite este tímido y divertido dibujante. El que nos cuente sus pequeñas penalidades y sus temores nos hace pensar que no tenemos que preocuparnos tanto por los demás: disfrutaremos más y nos apreciarán más también.
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