Como millones de jóvenes urbanos, nuestro protagonista fue trasladado a una región montañosa en la que tuvo que contribuir a la construcción de una fábrica de armamento. Y en ese contexto tan hostil tuvo la capacidad y la inteligencia de refugiarse en la belleza de los paisajes de campo y montaña, que estuvo dibujando con una enorme sensibilidad.
En el cómic conocemos durísimos episodios de esa vida sórdida entre hambrunas, delaciones y enfrentamientos con enloquecidos guardias rojos... pero también algunas muestras de lealtad y amistad que emocionan. Una suerte que los cuadernos con los dibujos realizados por el autor durante toda su vida hayan permitido alimentar y actualizar su memoria, y hoy nuestro conocimiento.
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