El cómic describe las circunstancias vitales y la trayectoria de muchos de los residentes, los procesos de adicción, el afrontamiento o los intentos de desintoxicación, así como el trabajo de los profesionales, su entrega profesional y personal...
Una historia que el autor pudo conocer al tener que dedicarse a tareas de mantenimiento y limpieza para la empresa concesionaria de uno de estos centros públicos de tratamiento y atención de toxicomanía con gestión externalizada. Que refleja también lo difícil que es vivir de la ilustración y cómic en España, y la calidad humana y vocacional de quienes se esfuerzan por humanizar el tratamiento de estas personas, conocerlas como enfermas e intentar generar oportunidades por difícil que sea culminarlas con éxito en una sociedad en las que se cruzan y acumulan los factores de marginación o exclusión. Me he alegrado de leer este cómic, al que llegué por una entrevista en El diario de Pablo Ríos.
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