Cuerpecito, de Tuono Pettinato

Cuerpecito, de Tuono Pettinato, es un cómic publicado en Italia en 2013 por este brillante autor, prematuramente fallecido. La obra se plantea como una crítica del sensacionalismo y el mal ejercicio del periodismo, al contarnos el tratamiento mediático del asesinato de un niño. El periodista que protagoniza la historia intenta no caer en las presiones y el sensacionalismo, mientras dialoga con un profesor (inspirado en René Girard) que a partir de la antropología genera una explicación de los roles que aparecen en estos casos y su función social: violencia, víctima, chivo expiatorio... como una evolución de los sacrificios ancestrales que posteriormente adoptó el cristianismo, y que aunaban y regulaban las comunidades. 

Pero entretanto, como era previsible, el trágico acontecimiento y su investigación se convierte en un folletín que Pettinato nos cuenta con humor y muchos giros de guion, sobrepasado por la instrumentalización y la irrelevancia de la verdad. Un cómic que apela a la ironía y el sarcasmo para una crítica muy necesaria de los medios, la desinformación, el amarillismo y la miseria social.

Un barbero en la guerra, de María Herreros

Un barbero en la guerra, de María Herreros, es la historia del abuelo de la autora, basada en el diario que escribió durante la Guerra Civil española, a la que se tuvo que incorporar con solo diecinueve años mientras hacía el servicio militar.

Una historia enormemente dolorosa, que no evitar contar con mucha sencillez y un estilo muy directo y auténtico momentos de gran crueldad sufridos por el protagonista. El diario del joven contiene también la añoranza de la paz, del regreso al hogar, de la novia con la que estaba a punto de casarse... constituyendo un relato muy conmovedor, que hace pensar en la vulnerabilidad de aquellos adolescentes mientras luchaban por la República, las penalidades vividas, como el hambre y la cercanía de la muerte.

La versión del diario de la autora logra transmitir autenticidad y cariño por el abuelo, a quien conoció como persona más bien callada, generosa y en cierto modo aún marcada por la experiencia de la guerra, y de la represión sobre los perdedores que llevó a cabo la Dictadura de Franco durante la posguerra.

La mugre, de Pat Grant y Fionn Mccabe

La mugre, de Pat Grant y Fionn Mccabe, es un cómic que ubicaría entre la distopía y el underground. Recoge una serie de historias ambientadas en un futuro cercano en una ciudad de Australia pantanosa y chorreante de lodo, sucia y suponemos que pestilente.

Dos jóvenes y su madre llegan a una superpoblada ciudad de estafadores, desposeídos y cazafortunas fracasados. Con el proyecto inicial de un negocio de yogures "medicinales", aspiran a hacerse ricos en la ciudad pantano, siempre bajo el riesgo de ser víctimas del engaño. Como ellos, la mayoría de los habitantes de la ciudad  actúan como supervivientes que desean enriquecerse, aguantar o no sucumbir al entorno o la crueldad de los demás.

La obra es el primer libro de una serie que continuará las delirantes historias de Lippy y Penn, los estafadores de la ciudad pantano, siempre entre lo descorazonador, lo absurdo, lo divertido y lo revelador. 

Un cómic muy bien escrito, dibujado y coloreado (por Maccabe) que compone un retablo de un mundo apocalíptico, no tan irreal ni imposible si nuestra Humanidad continúa por su actual deriva autodestructiva.

Nocturnos, de Laura Pérez

Nocturnos, de Laura Pérez, es un bonito homenaje a la noche, sus ritmos, sus misterios y sus revelaciones. No necesita casi texto para sumergirnos en el mundo de la noche de una forma muy bella. Una experiencia que nos invita a la introspección, a bucear en nuestros sueños, donde también nos encontramos con la inquietud o lo siniestro. El cómic concluye con una bonita frase que atribuye a Sartre: "La noche es el estado natural del universo; es el día donde ocurren las anomalías" .

Aguachirri, de Cati Baur

 Aguachirri, de Cati Baur, es la entrañable historia de un grupo de amigas que se unen para poner en marcha un proyecto de bar cooperativa con libros, productos locales, actividades sociales, talleres y mucho encanto. En ese proceso nos van compartiendo sus vivencias y sus dificultades, con un tono que nos trasmite bondad, capacidad de entendimiento y actitud positiva para que la vida se pueda disfrutar sin sucumbir al estrés o los conflictos. 

El cómic nació apoyado en una campaña de microfinanciación en Verkami, y espero que le vaya bien.